LA
VIOLENCIA GENERA VIOLENCIA
Carolina
Alvarez Elizarraras
Después de no haber escrito
la quincena pasada, no por falta de inspiración pero sí de tiempo, vuelvo a la
trinchera muy cargada de información y es que mis estimad@s lectores, el
panorama político de verdad nos da tela de donde cortar. Estaba completamente
entusiasmada en compartirles la visita de AMLO a Pátzcuaro, donde nuevamente vi
la esperanza en muchos de los ojos de
los que ahí asistimos, incluidos mis hijos, el mayor a sus seis años me
sorprendió cuando gritaba su nombre al verlo aparecer y ondeaba su bandera con alegría:
¡Mamá ya llegó Andrés Manuel! me decía, él no conoce a EPN menos a JVM, resulta
que como les mencione antes, mi veto a Televisa y Azteca incluye permitirle a
mis hijos ver programas de calidad en otro canal más adecuado, así que no es
bombardeado de comerciales de estos candidatos, sin embargo es capaz de
reconocer a los partidos por sus colores, así que ahí estaba entusiasmado, más
cuando al cierre de la asamblea entonaba orgulloso nuestro glorioso Himno
Nacional; de verdad pensaba compartir lo ahí dicho, la esperanza de un cambio
verdadero, sin embargo, comienzo escribiendo estas líneas y no puedo dejar de
pensar y recordar lo que había visto por las redes sociales en estos días.
Para comenzar manifiesto mi total repudio a los hechos sucedidos el fin de semana pasado en el estado, más precisamente con los estudiantes de las casas de estudiante en la capital. No se puede reprimir con violencia, aún a costa de que se considere que ésta sea necesaria, ¿O es que acaso no hemos aprendido nada de la guerra contra el narco que emprendió FECAL y qué ha manchado de sangre al país? ¿Qué acaso muchos simpatizantes del tricolor no han repudiado la estrategia? ¿Por qué ahora que fue el gobernador de Michoacán con Reyna en primera fila quién lo hizo, lo aplauden? No, la violencia nunca será benéfica, entiendo que en las casa de estudiantes, como en todo sistema, existen personajes que no ayudan y al contrario manipulan situaciones y demandas, pero no todos son así, aunque suene trillado, no podemos estigmatizar a quienes están ahí por necesidad y que también fueron sometidos por la policía mientras dormían, ¿No les da ni un mínimo de sentimiento pensar en el miedo que debieron sentir los jóvenes al verse rodeados de armas? Si realmente queremos que nuestro país cambie debemos empezar por ver al prójimo como a nosotros mismos, el respeto al derecho ajeno es la paz, como dijo el benemérito Don Benito Juárez, y en el respeto también va incluido el dialogo y éste debe prevalecer sobre todo. No se puede argumentar que lo tienen merecido porque son “pseudo estudiantes”, porque nunca nadie debe ser tratado con violencia, y los estudiantes no solo fueron violentados físicamente por los elementos policiales, sino también por la sociedad.
Para mí fue muy triste leer comentarios en donde incluso se les calificaban como “naquitos”, o acusaban a sus papás de tener la culpa de hijos indeseados en la sociedad, maleantes, escoria y muchos otros calificativos que no es más que violencia en su forma más inconsciente. Podemos o no estar de acuerdo en lo que sucedió y en cómo fue usada la fuerza policial, pero de eso a desearles lo peor y que lo tenían muy merecido y que era muy bueno y celebraban que al gobernador no le temblara la mano a la hora de ejecutar ordenes, pues hay una brecha enorme y es en esa brecha en donde nos estamos perdiendo como país, puesto que no hay fraternidad hacia el prójimo si no lo considero mi igual, si lo veo por encima del hombro solo porque no tuvo las mismas oportunidades de desarrollo. No hay voluntad para dejar el egoísmo atrás y entender que solo siendo fraterno y empático con el que está al lado es cuando encontraremos el equilibrio adecuado que promoverá un ambiente idóneo en nuestra nación, cuando la psique colectiva se convierta en transformadora y constructora y no en promotora de juicios que solo nos dañan.
Triste ver comentarios de personas que se dicen preparadas ya sea porque afortunadamente tienen una carrera profesional o bien porque están cursando una, estudiantes que gozan de un techo proporcionado por sus papás, que al final de su jornada diaria en la universidad pueden llegar a descansar y tener un momento de quietud, sin necesidad de compartir el cuarto o la litera con otras personas, porque casi les puedo asegurar que ninguno de los tantos comentarios que leí pertenecían a personas que han atravesado el umbral de una casa de estudiante en Morelia, o que tan siquiera se han tomado la molestia de conocer a fondo la problemática, pero con toda la autoridad moral son capaces de llamarlos pseudo estudiantes y delincuentes que alteran el orden público. Pero, entiéndase que no estoy defendiendo lo que los chicos hicieron, creo que existen muchas maneras pacificas de protesta, sin embargo sí condeno el uso de la fuerza armada por parte del gobierno estatal, si no existe la comunicación no habrá respeto, creo que el dialogo debió prevalecer ante todo porque solo de esa manera se puede llegar al fondo de cómo es la dinámica al interior de las casas de estudiantes y solo con el dialogo y la negociación se puede construir; más aún, no es posible que en estos tiempos tan violentos seamos nosotros mismos quienes ejerzamos este tipo de comentarios a través de las redes sociales, porque esa fuerza colectiva es la que nos detiene a ser un país mejor.
Será que esta situación me sensibiliza de más, pero es que el primer acercamiento que tuve con el movimiento estudiantil fue en la secundaria, cuando tuve la fortuna de que un maestro se interesara en darnos a conocer el movimiento del ´68, nos proyectaron la película “Rojo Amanecer” y para mí fue muy impactante, tanto que me di a la tarea de documentarme sobre el mismo, así me topé con los libros que abordan este suceso histórico en nuestro país que demostró los malos gobiernos priistas que tuvimos por años. Por eso cuando vi las fotos de como tenían a los estudiantes en Morelia, agachados, hincados, con las manos atrás de la nuca, sometidos a un arma, a completa merced de la fuerza policial que tiene el poder en el gatillo, ¡créanme llegaron a mi memoria las miles de imágenes de ese 1968, aunque las circunstancias son diferentes, ¿en esencia no son lo mismo?! ¿Tan retrogradas seremos a estas alturas? Creo que esta quincena quisiera más que compartirles, dejarles con un sentimiento de reflexión, porque cuando nos detenemos a reflexionar nuestra mente comienza a construir, si en esa reflexión nos permitimos sentir, nuestro comentario será mucho más asertivo. Así que he aquí la invitación, saludos y tengan una maravillosa quincena.
Para comenzar manifiesto mi total repudio a los hechos sucedidos el fin de semana pasado en el estado, más precisamente con los estudiantes de las casas de estudiante en la capital. No se puede reprimir con violencia, aún a costa de que se considere que ésta sea necesaria, ¿O es que acaso no hemos aprendido nada de la guerra contra el narco que emprendió FECAL y qué ha manchado de sangre al país? ¿Qué acaso muchos simpatizantes del tricolor no han repudiado la estrategia? ¿Por qué ahora que fue el gobernador de Michoacán con Reyna en primera fila quién lo hizo, lo aplauden? No, la violencia nunca será benéfica, entiendo que en las casa de estudiantes, como en todo sistema, existen personajes que no ayudan y al contrario manipulan situaciones y demandas, pero no todos son así, aunque suene trillado, no podemos estigmatizar a quienes están ahí por necesidad y que también fueron sometidos por la policía mientras dormían, ¿No les da ni un mínimo de sentimiento pensar en el miedo que debieron sentir los jóvenes al verse rodeados de armas? Si realmente queremos que nuestro país cambie debemos empezar por ver al prójimo como a nosotros mismos, el respeto al derecho ajeno es la paz, como dijo el benemérito Don Benito Juárez, y en el respeto también va incluido el dialogo y éste debe prevalecer sobre todo. No se puede argumentar que lo tienen merecido porque son “pseudo estudiantes”, porque nunca nadie debe ser tratado con violencia, y los estudiantes no solo fueron violentados físicamente por los elementos policiales, sino también por la sociedad.
Para mí fue muy triste leer comentarios en donde incluso se les calificaban como “naquitos”, o acusaban a sus papás de tener la culpa de hijos indeseados en la sociedad, maleantes, escoria y muchos otros calificativos que no es más que violencia en su forma más inconsciente. Podemos o no estar de acuerdo en lo que sucedió y en cómo fue usada la fuerza policial, pero de eso a desearles lo peor y que lo tenían muy merecido y que era muy bueno y celebraban que al gobernador no le temblara la mano a la hora de ejecutar ordenes, pues hay una brecha enorme y es en esa brecha en donde nos estamos perdiendo como país, puesto que no hay fraternidad hacia el prójimo si no lo considero mi igual, si lo veo por encima del hombro solo porque no tuvo las mismas oportunidades de desarrollo. No hay voluntad para dejar el egoísmo atrás y entender que solo siendo fraterno y empático con el que está al lado es cuando encontraremos el equilibrio adecuado que promoverá un ambiente idóneo en nuestra nación, cuando la psique colectiva se convierta en transformadora y constructora y no en promotora de juicios que solo nos dañan.
Triste ver comentarios de personas que se dicen preparadas ya sea porque afortunadamente tienen una carrera profesional o bien porque están cursando una, estudiantes que gozan de un techo proporcionado por sus papás, que al final de su jornada diaria en la universidad pueden llegar a descansar y tener un momento de quietud, sin necesidad de compartir el cuarto o la litera con otras personas, porque casi les puedo asegurar que ninguno de los tantos comentarios que leí pertenecían a personas que han atravesado el umbral de una casa de estudiante en Morelia, o que tan siquiera se han tomado la molestia de conocer a fondo la problemática, pero con toda la autoridad moral son capaces de llamarlos pseudo estudiantes y delincuentes que alteran el orden público. Pero, entiéndase que no estoy defendiendo lo que los chicos hicieron, creo que existen muchas maneras pacificas de protesta, sin embargo sí condeno el uso de la fuerza armada por parte del gobierno estatal, si no existe la comunicación no habrá respeto, creo que el dialogo debió prevalecer ante todo porque solo de esa manera se puede llegar al fondo de cómo es la dinámica al interior de las casas de estudiantes y solo con el dialogo y la negociación se puede construir; más aún, no es posible que en estos tiempos tan violentos seamos nosotros mismos quienes ejerzamos este tipo de comentarios a través de las redes sociales, porque esa fuerza colectiva es la que nos detiene a ser un país mejor.
Será que esta situación me sensibiliza de más, pero es que el primer acercamiento que tuve con el movimiento estudiantil fue en la secundaria, cuando tuve la fortuna de que un maestro se interesara en darnos a conocer el movimiento del ´68, nos proyectaron la película “Rojo Amanecer” y para mí fue muy impactante, tanto que me di a la tarea de documentarme sobre el mismo, así me topé con los libros que abordan este suceso histórico en nuestro país que demostró los malos gobiernos priistas que tuvimos por años. Por eso cuando vi las fotos de como tenían a los estudiantes en Morelia, agachados, hincados, con las manos atrás de la nuca, sometidos a un arma, a completa merced de la fuerza policial que tiene el poder en el gatillo, ¡créanme llegaron a mi memoria las miles de imágenes de ese 1968, aunque las circunstancias son diferentes, ¿en esencia no son lo mismo?! ¿Tan retrogradas seremos a estas alturas? Creo que esta quincena quisiera más que compartirles, dejarles con un sentimiento de reflexión, porque cuando nos detenemos a reflexionar nuestra mente comienza a construir, si en esa reflexión nos permitimos sentir, nuestro comentario será mucho más asertivo. Así que he aquí la invitación, saludos y tengan una maravillosa quincena.