OBTENEMOS…LO
QUE MERECEMOS
Carolina
Alvarez Elizarraras
Esta quincena, después de
otra pausa en la escritura, les quisiera compartir más que ideas, pensamientos
positivos. Vamos a respetar el tiempo final de campañas y guardar energía para
la jornada electoral del día de mañana. Por consiguiente hoy quisiera abrir con
estas palabras de Martín Luther King para un profundo análisis: “No me
preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de
los sin ética. Lo que más preocupa es el silencio de los buenos”. Así que a
ejercer nuestro derecho a votar libre y en secreto.
Ahora bien, como estamos
también en tiempos de clausura veo muy acorde la siguiente reflexión:
>> Su nombre era
Fleming y era un granjero escocés pobre. Un día, mientras intentaba ganarse la
vida para su familia, oyó un lamento pidiendo ayuda que provenía de un pantano
cercano. Dejó caer sus herramientas y corrió al pantano. Allí, encontró hasta
la cintura en el estiércol húmedo y negro a un muchacho aterrado, gritando
y esforzándose por liberarse. El
granjero Fleming salvó al muchacho de lo que podría ser una lenta y espantosa
muerte. Al día siguiente, llegó un carruaje elegante a la granja. Un noble,
elegantemente vestido, salió y se presentó como el padre del muchacho al que el
granjero Fleming había ayudado. "Yo
quiero recompensarlo", dijo el noble. "Usted salvó la vida de mi
hijo". “No, yo no puedo aceptar un pago por lo que hice", contestó el
granjero escocés. En ese momento, el hijo del granjero vino a la puerta de la
cabaña. "¿Es su hijo?" preguntó el noble. "Sí", contestó el
granjero orgullosamente. “Le propongo hacer un trato. Permítame proporcionarle
a su hijo el mismo nivel de educación que mi hijo disfrutará. Si el muchacho se
parece a su padre, no dudo que crecerá hasta convertirse en el hombre del que
nosotros dos estaremos orgullosos".
Y el granjero aceptó. El hijo
del granjero Fleming asistió a las mejores escuelas y, al tiempo, se graduó en
la Escuela Médica del St. Mary's Hospital en Londres, siguió hasta darse a
conocer en el mundo como el renombrado Dr. Alexander Fleming, el descubridor de
la Penicilina.
Años después, el hijo del mismo
noble que fue salvado del pantano estaba
enfermo de pulmonía. ¿Qué salvo su vida esta vez?... La penicilina. ¿El
nombre del noble? Sir Randolph Churchill. ¿El nombre de su hijo? ¡Sir Winston
Churchill!
Alguien dijo una vez, lo que
va regresa. Trabaja como si no necesitaras el dinero. Ama como si nunca
hubieras sido herido. Baila como si nadie estuviera mirando. Canta como si
nadie escuchara. ¡Vive como si fuera el cielo en la Tierra! <<
Así que ojalá todo lo
que sembremos esté hecho de amor para que los frutos del mismo se disfruten con
todo el cariño y satisfacción. Y como les decía en un comienzo, en tiempos de
clausura y final de ciclos escolares no puedo pasar por alto mi más grande
felicitación a unas personitas cercanas a mí que están egresando de su escuela:
a mis sobrinas Marifher y Alisia quienes salen de su primaria y kínder
respectivamente, a mi sobrino Luis Ángel quien también egresa del pre-escolar y
a mi alumno Martín del CAM quien egresa de su nivel primaria.
Pero con todo mi amor,
admiración y orgullo como mamá a mi hijo Fernando Arturo quien termina su educación
pre-escolar, ¡Muchas felicidades tesoro, estamos muy orgullosos de ti! Y
gracias a sus maestras Mariela y Esperanza por ser parte fundamental de este
primer eslabón en su formación educativa. Noble labor la de las educadoras.
¡Que tengan excelente
quincena! Y… ¡crucemos los dedos!
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artículo en www.alvaelitac.blogspot.com
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