Carolina
Alvarez Elizarraras
No es la violencia sino el bien lo que puede suprimir al
mal,
no un cara a cara o un cuerpo a cuerpo,
sino un corazón a corazón
Alejandro Jodorowsky
Comenzamos el año, como
muchos solemos hacer en estas fechas seguramente usted también estimado lector
se haya tomado unos momentos para la reflexión. Incluso tenga su lista de
propósitos a cumplir durante el transcurso del mismo, solemos ver el inicio del
año como una oportunidad para renovarnos o bien realizar aquellas actividades o
tareas que quedaron pendientes o son necesarias. Algunas personas se proponen
metas sencillas y que lograran ir cumpliendo, algunas otras más complejas, pero
también hay quien realiza un análisis exhaustivo que lo lleva a un cambio
dimensional y transforma su perspectiva de vida abriendo las mente a una visión
quizás más cósmica y a la vez más apegada a una realidad que por más
catastrófica que pueda parecer no deja de ser eso: real.
Ahora bien, haciendo una introspección
colectiva, ¿qué podemos examinar de este nuestro querido país? Complicada
situación ¿no? Nada fácil realizar un análisis sólido dada la polarización y el
limbo social en el que nos encontramos, al que nos han llevado conscientemente
los gobiernos neoliberales que hemos tenido. Miren que ha sido una extensa gama
de personajes patológicos, desde un presidente hambriento de poder y reconocimiento
como mero mecanismo compensatorio por su complejo de inferioridad debido a su
físico, posteriormente tuvimos a uno ad hoc a las circunstancias, sin pena ni
gloria, marioneta del poder factico que no por su ausencia quería decir su
inexistencia; después vino el gran circo, “el cambio de poder”, el despliegue
mediático presumiendo una alternancia democrática pacifica, un partido
coronándose como el que logró “sacar” del poder al otrora que tanto tiempo
estuvo al frente. Y después, el simulacro de elección que termino por imponer a
otro enfermo al frente de Los Pinos, un alcohólico negado, que por muy panista
comprometido que haya en el país, deben reconocer que éste último lo único que hizo
fue allanar el camino para que el PRI “regresara” vía EPN, y como digo, por muy
panista que se sea, esta tarea definitivamente lo coloca entre uno de los
peores gobernantes ¿no? En fin, no es que esté tratando de hacer una
remembranza de los malos, malísimos gobiernos que hemos tenido, porque si no la
lista sería muy larga (excluyendo obviamente a Don Benito Juárez y al Gral.
Lázaro Cárdenas del Río) e
innegablemente remataríamos con el actual, es más bien el hecho de estar en un
proceso de inicio de año en donde volteamos atrás y vemos los aciertos y los no
tan aciertos y en base a esto tratamos de entender nuestro presente y no sé
ustedes, pero al menos yo, me quedo con un sentimiento de nostalgia, un poco de
desesperanza y quizás un tanto de impotencia.
Entender que mi país está
sufriendo, está siendo golpeado por tantos lados, tanta apatía en la gente que
celebra un desalojo de la CNTE por ejemplo, otra que critica a una actriz de
Televisa en fotos polémicas cazando pero que se devora la programación de esta
televisora todos los días de la semana, o
bien la delincuencia organizada que no da tregua, aunado a la parafernalia de
gobernantes estatales y legisladores que no mueven un dedo por lograr un
cambio. Y a todo esto, una sociedad pasiva, una sociedad apática, perdida en su
angustia personal, desolada ante tanta injusticia e inmóvil cuando los aires de
cambio llegan, una sociedad en la frontera, desdeñada por su propia historia
que se empecina en ser repetida una y otra vez.
Una sociedad que no medita,
no cuestiona más que lo suficiente, no lo necesario, un país que se cae a
pedazos, en donde no se puede discernir entre lo real y lo imaginario, un país
golpeado en cada uno de sus rincones, un gran país , con un enorme potencial
sometido a intereses de unos cuantos. Un país reformado a base de artimañas
políticas. Pero sin lugar a dudas un país por el cual hay que luchar, unos
hijos a los que hay educar, una sociedad que debe despertar.
Creo que esta quincena traía
las pilas muy cargadas y dispuesta a emitir observaciones sobre el panorama
psicopolitico tanto de nuestro municipio (que de verdad da tela de donde
cortar) como del estatal y nacional, pero, sin afán de presunción, al momento
en que me dedico a escribir, las palabras fluyen muchas veces sin sincronía
aparente pero terminan transformándose en líneas formales conforme se van
plasmando las palabras, creo que esta vez este texto es más personal,
proyectivo incluso de una manifestación anímica, necesaria cuando el tiempo y
las circunstancias te lo exigen, o bien cuando la inspiración llega, en forma
de lectura, en mi caso, este inicio de año reflexivo lo comencé de la mano con
un libro que si bien es novela, no deja de ser motivo de meditación; la vida y
sus analogías nos muestran siempre oportunidades de asimilación, pensando en
cómo se encuentra mi país y lo mucho que me duele, encontré similitudes en una
lectura, identifique emociones a nivel personal y me cerciore que en la psique
colectiva de algún u otro modo existe un paralelismo emocional, probablemente
de descontento ante el statu quo presente.
“Hay
gente de ideas y hay gente de acciones, y rara vez la misma persona que piensa
las primeras es quien las lleva a cabo. La mayor parte de las personas de
acción, de las que persiguen ideales, en realidad van tras sueños que han
tomado prestados, que no se han atrevido a pensar por sí mismas o que alguien
pensó primero. Esa gente es muy activa, hace y grita mucho, pero casi siempre entiende
muy poco; lucha sin saberlo, por los ideales de otros, por los sueños de la
gente de ideas. La gente de ideas es más lista; tanto, que siempre, en toda la
historia de la civilización, ha conseguido que otros sean los que lleven a cabo
las acciones, los que llevan a buen término las ideas, y eso siempre ha tenido
protegido a los pensadores. El problema es cuando pensar se convierte en un
crimen…”[1]
México hoy más que nunca
necesita entes de ideas y de acciones, a lo largo de nuestra historia hemos tenido
la fortuna de contar con unos y otros, pero ha llegado también el momento de
que se conjuguen colectivamente, que propicien un despertar de conciencias, que
entendamos que más allá del bien personal está el de la colectividad y que solo
tendremos oportunidad de sobrevivir como pueblo si dejamos de caer en tantos
vicios. Haciendo esta pequeña reflexión que comenzó con cierta nostalgia, con
cierto dolor, percibo en este pensar idealista y activo una luz esperanzadora,
y mientras haya personas en este país que se nieguen a caer ante un régimen
corrupto, mientras mantengan estándares altos éticos y de valor, creo que lo
podremos lograr, quiero creer firmemente que así será, que se puede cruzar ese
pantano sin mancharse, si no lo veo yo, lo dejare sembrado en mis hijos. Para
que emprendan su lucha de pensamiento, acción y sobretodo de corazón a corazón.
Esta vez mi texto va fluido,
proyectivo anímicamente, en ratos desolado, en ratos esperanzadores, en ratos,
simple y sencillamente con ganas de ser catártico…
Solo muere lo que se olvida…
seguirás en nuestro pensamiento, algún día, en el reencuentro sé que me harás
de nuevo la broma: ¡me voy a poner la máscara eh Caro! Descansa en paz tío…
¡Que tengan una hermosa y
analítica quincena mis estimados lectores! Comentarios a alvaelitac@gmail.com y sigue este
artículo en www.alvaelitac.blogspot.com
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