Carolina
Alvarez Elizarraras
La espada del guerrero sabio no corta
ni atraviesa, refleja la luz
Alejandro Jodorowsky
La quincena pasada la frase
que encabezaba mi artículo era bajo la autoría de Alejandro Jodorowsky,
hablaba de como suprimir al mal…de
corazón a corazón. Hoy de nuevo transcribo palabras suyas, creo que la ocasión
lo merece. Es inevitable incluso.
Hablar de nuestro estado, es
hablar de un anclaje histórico de lucha, de aires revolucionarios, de cambios
detonados. En este presente es hablar de violencia, de fuego, de disfraces, de simulaciones
políticas, de juicios, señalamientos, poder mediático… pero sobre todo es
hablar de algo que empezó hace muchos años atrás, algo que todos sabemos pero
pocos se atreven a señalarlo, porque hacerlo sería buscar culpables y señalar
culpas inevitablemente conlleva cargar una propia por ser implícitamente
participe en ella. Por eso yo prefiero hablar de responsabilidades, porque las
culpas inmovilizan, las responsabilidades sobrellevan cambios y éstos por muy
dolorosos que se puedan sentir, son necesarios y siempre, siempre nos dejan
enseñanzas.
Desafortunadamente en México
somos muy malos aprendiendo, tenemos una riqueza histórica exorbitante y sin
embargo actuamos como los españoles en la conquista, siempre estamos buscando
esconderla, tenemos miedo a pensar, a actuar, a salir de nuestra zona de
confort, a dejar de lanzar consignas y ser parte del cambio, a revisar nuestro
pasado para encontrarle sentido a nuestro presente.
¿Cómo no entender el grado
de violencia a la que hemos llegado en Michoacán? Si somos el referente revolucionario
por excelencia, si por décadas hemos visto los estragos de la desigualdad
social, de esta pobreza que carcome, que destruye sueños, anhelos y valores.
¿Cómo no entender las fugas psicosociales si no ha habido otro camino? ¿O si lo
ha habido?...
Entre tantas lecturas
hechas, a veces parece una marabunta de ideas revoloteando en mi cabeza, una
enajenación dirían algunos filósofos, por eso mejor aterrizo, contextualizando
lo que yo he visto, con lo que he convivido en mi pueblo. Y aun así estoy
segura que solo es un fragmento muy ligero de lo que ha pasado en muchos otros
lugares, en extremo ligero quizás, pero no deja de ser real.
Recuerdo que hubo un
momento, una etapa en mi pueblo, en el que sucedió mucha migración “al norte”
como se decía, la necesidad estaba haciendo estragos en las familias, el ambiente
político que vivía nuestro país era tenso, se hablaba de devaluación, de un Fobaproa, de un tratado de comercio que
abriría las puertas de nuestra economía… nada de eso se reflejaba en mi
tenencia. Lo que sí era evidente, era que cada vez más jóvenes se iban en busca
del “sueño americano”, entonces comenzaban las remesas, las casas se veían
mejor, ya había dinero, había hijos que sostenían la economía, pero
desafortunadamente también había pérdida de identidad, de valores, de
ideologías y una gran apatía por lo que sucedía de este lado. Acá la lucha
entre sacar sustento día a día, caminaba a la par con la necesidad de otros
países consumistas de nuestra máxima planta exportadora. Honestamente, a estas
alturas: ¿Quién no duda de esa responsabilidad en la droga que se siembra en
México? Si esta era mejor pagada que la siembra de cualquier otra especie, si
las autoridades se hacían las que no veían, si era fácil transportarla, si
generaba sustento y otro día de alimento para la familia, si se podía... ¿por
qué no hacerlo? Si generaba ganancias para las autoridades coludidas, ¿por qué
no hacerlo? Si donde la consumían con mayor ahínco era al otro lado de la
frontera norte ¿por qué no hacerlo? Inevitablemente en ese por qué nunca hubo
culpa, pero tampoco hubo un asomo de responsabilidad, por tal motivo, como todo
sistema estas acciones terminaron por contaminarse, tenía que ser, ningún sistema es perfecto y en
este caso se permeo de tantos matices que lo comenzaron a volver desquiciado,
violento, con unas ansías de poder entre más grande era éste, con unas ansías
de someter y dañar, con una carga de maldad, de psicosis, de enfermos, de
caídos ante el sistema neoliberalista que desde entonces predominaba en el
país.
Es como si las piezas se
hubieran dispuesto en el tablero, las necesarias para comenzar las jugadas,
pensadas estratégicamente, cada paso, cada movimiento planeado certeramente,
con alcance a largo plazo. Concibiendo cada movimiento, haciendo trampa incluso
en el juego del poder, doblegando al enemigo con un sinfín de artimañas,
distrayendo con estímulos visuales vía mediática, entreteniendo al pueblo con
circos y teatros. Sí, ya sé que suena a conspiración, pero y si realmente fuera
así, si lo que estamos viviendo con tanta violencia, tanto odio social, tanta
apatía, tantos distractores, tanta desigualdad… si todo esto fuera parte de una
estrategia, un objetivo claro de aquellos que ostentan el poder, y no se piense
en EPN, FECAL, FOX u otros en su tiempo, pensemos más allá, en alguien que
observa desde afuera nuestra riqueza como país y desea poseerla, por tal
motivo, que mejor que generar guerras, los tiempos ya no están para llegar e
invadir una nación, ya no es tan fácil, ahora lo sustentable es generar guerras
sociales al interior de la misma. Esto, más un presidente inepto, más una carga
de reformas preocupantes para la sociedad, más un poder televisivo enervantemente
atolondrado crean un escenario perfecto para la bipolaridad social.
Indudablemente lo que sucede
en Michoacán es un reflejo de lo mucho que ha sido corrompido nuestro país, las
estúpidas estrategias que los gobiernos federales han implementado en el
combate a las drogas, les digo, es mandar a terapia al miembro de la familia
que esta “mal” pero a la hora de entrarle a los cambios ellos no se mueven,
ósea quieren combatir la corrupción ¡que tienen metida hasta la médula espinal!
Por eso la situación explotó, el miedo se convirtió en aliciente, el temor en
un arma, y el no tener nada más que perder en un motor de motivación, el
cansancio de extorsiones, de límites rebasados, de ultrajes y muertes, de darse
cuenta que no hay justicia, que no había ley que la llevara a cabo, y entonces
el pueblo se organizó, se armó literalmente y se protegió.
Hablar de héroes o villanos
es buscar culpables, y como les decía al principio, yo prefiero buscar
responsables. Muchos hablan a favor de las autodefensas, yo me reservo, evidentemente
las guardias comunitarias dejan al descubierto el grado de complicidad de los
tres niveles de gobierno, el cinismo del narcotráfico, el alcance del mismo.
Pero también dejan juicios encontrados en la sociedad, que vemos con gran tristeza
lo que sucede en nuestro que-herido estado y con gran preocupación por observar
a que grado impactara a nuestros hijos.
Y yo por más vueltas que le doy,
si veo un gran responsable: nuestro gobierno neoliberal, capitalista en
extremo, nuestras malas decisiones al elegir gobernantes, nuestro egoísmo,
nuestra falta de educación, nuestra pobre idiosincrasia, nuestra gran
desigualdad económica, país de contrastes con zonas de pobreza extrema y por
otro lado productor de empresarios millonarios… no evolucionamos, ni mental, ni
psicológica, ni social, ni espiritualmente. “La rebelión es una acción
individual que nada tiene que ver con las multitudes. La rebelión no tiene nada
que ver con la política, el poder, la violencia, la rebelión tiene que ver con
cambiar la conciencia, el silencio, el ser de las personas. Es una metamorfosis
espiritual, el individuo que pasa por una rebelión no combate con nadie, sino
que lucha con su propia espiritualidad”[1]
Esta quincena, intente
documentarme para tener la información más certera sobre lo que acontece en
nuestro estado. Al final lo evite, no es un resumen lo que quería hacer, era
adentrarme en el efecto domino que ha propiciado ese círculo negro.[2]
Era intentar mover conciencias desde lo profundo, desde la más nítida esencia
del ser humano: la conciencia amorosa, y esa empieza cuando dejamos el egoísmo
de lado y comenzamos a preocuparnos por el prójimo, por el bien colectivo, a
final de cuentas se acercan tiempos difíciles, amar es urgente…
Buscando siempre acompañar
mi colaboración de alguna imagen significativa, esta quincena afortunadamente
conté con la ayuda de un buen amigo, quien de nuevo me permite compartirles
parte de su obra, al verla no pude más que pedirle su autorización para
publicarla, les comparto la historia de la misma, creo que más adecuada no
podría ser.
Silencio
óleo sobre lienzo
1998
óleo sobre lienzo
1998
La historia… Se llama Don
Jesús, es un viejito que tenía más de 100 años, tuve la fortuna de conocerlo en
México hace tiempo. Cuando era niño se quedó sordo por una infección, su
silencio le hacía ver la vida de una forma diferente y sobretodo no escuchaba
el dolor de la tierra, la forma de como los gobernantes han abandonado el campo
y de quién lo trabaja...
¡Andrés, un abrazo hasta Madrid!, mil gracias por tu apoyo y palabras.
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