¿Por qué me pides que lo llame río?
Cuando no tiene agua…
¿Por qué me pides que la llame democracia?
Cuando el pueblo no es el que gobierna.
En artículos pasados
abordaba la enajenación en la que nos tiene sometida la televisión, cosa no
rara en mí que siempre critico la poca calidad de la mayoría de los programas
que pasan por los canales nacionales, incluso satirizaba el nombre de mi artículo
con un ¡y para colmo le van al América! No como una denostación en sí, sino más
bien como una ironía de la idiosincrasia de nuestra población al prestarle más
atención a un partido de futbol (sea el equipo que sea) que a los eventos que
suceden a nuestro alrededor. La televisión nacional nos informa lo que le
conviene informar, nos deja ver lo que quiere que creamos y obviamente nos
dejan oír lo que quieren que escuchemos (nótese de nuevo la ausencia de Carmen
Aristegui por el Sistema de Radio Michoacano el pasado lunes justo el día en
que entrevisto al Dr. Mireles). Esa bendita caja combinados con nuestra apatía
hacia lo que sucede en nuestro país crean la mezcla perfecta para que el
gobierno neoliberal (priista en turno) haga con él lo que se le venga en gana.
Es increíble observar que
pese a tantas quejas como el precio del limón en estos días, el aumento de la
gasolina mes con mes o bien la subyugación de nuestra manzana, pese a esto y
más, la población no termina de entender a lo que nos han llevado nuestras
malas decisiones, algunos so pretexto de no aceptar que evidentemente
estaríamos mejor con otro tipo de gobierno (no les diré que con AMLO porque no
quiero rayar en lo evidente) otros más lamentándose pero bajo el arquetipo de
que no les interesa la política porque “es cosa de corruptos y todos son iguales,
no hay partido bueno, y la gente ya no les cree”. Sí, de que hay políticos
corruptos los hay, así como hay ciudadanos corrompidos y otros antipáticos que
consideran que siendo inmóviles, física y mentalmente, nuestro país se
arreglará por sí solo. Evidentemente la política corrompe a aquél que no tiene
bien cimentados los valores desde su familia, pero no podemos aludir que por
ser apolitólogos esto se ve proyectado en un desinterés de conocer más, de
investigar, de leer, de discutir con argumentos reales y no con tonterías y
ridículos motes, de buscar la verdad por más que más escurridiza que ésta sea y
al final defender lo que por derecho nos debería tocar: ¡justicia!.
Justicia… literal y
metafóricamente, no podemos seguir viviendo en un país donde por un lado se
pretenda año con año celebrar una Expropiación Petrolera documentada 76 años
atrás, cuando llevan al menos dos gobiernos panistas y uno priista
comportándose como entreguistas de nuestro recurso natural más abundante (y recalco el “al menos” ya que desde el
mismo día en que se expropió el petróleo, las oligarquías extranjeras
comenzaron a preparar la maquinaria para que todo volviera algún día a ser de
ellos). No solo se trata de defender lo que es nuestro como un idealismo más,
no se trata de ser nacionalistas y por lo tanto protestar por protestar, en sí
es entender que no podemos hablar de una patria soberana cuando vemos que la
mayoría de nuestros recursos naturales son administrados por empresas
extranjeras a las que los gobiernos neoliberales se han redimido sin necesidad
de que los otros se justifiquen con una intervención militar como lo han hecho
con otros países.
No podemos seguir viviendo
en un país en el que las mujeres celebran tener un día para festejar como lo
fue el pasado 8 de Marzo y se vanaglorian de ser grandes, cuando entre semana
se sumergen en los programas matutinos y las telenovelas que solo reflejan una
pobre carencia de valores y estigmatizan las figuras maternas y el ideal de la
mujer bajo un paradigma y estereotipo completamente descontextualizado,
infiltrando información psicosocialmente carente para posicionarse como
verdaderas responsables de la educación emocional de sus hijos, a la vez no se
dan cuenta que en cada una de nosotras existe una luchadora en potencia que
puede canalizar y potencializar la personalidad estable de aquellos que nos
siguen y dependen de nosotros.
No podemos seguir viviendo
en un país en donde a diario hay escándalos mediáticos como el caso
Oceanografía, la línea 12 del metro en el D.F., el arresto de un líder de
autodefensas, entre otros y que solo nos sirvan para distraernos y no observar
lo que verdaderamente ocurre entre líneas. Por supuesto que es importante que
día a día se destapen las redes de corrupción que por años han tejido los prianistas,
pero desafortunadamente los juicios emitidos siempre van con tintes políticos y
lo sacan al escrutinio público como un método de presión para ellos poder
negociar reformas y privilegios como se dice comúnmente “bajo la mesa”, solo
basta poner como ejemplo lo sucedido el día martes por la tarde en la sesión de
la Cámara de Diputados al aprobar la iniciativa del seguro de desempleo que
impactara a los trabajadores pues pretende despojarlos de sus fondos de
vivienda, pero me pregunto cuanto rating habrá tenido el Canal de Congreso por
parte de todos aquellos trabajadores que serán afectados directamente, nulo
seguimiento muy triste y probablemente.
Bien escribió John M.
Ackerman en su columna titulada: Los fraudes del PRIANRD “Si la ciudadanía mexicana
no hace sentir pronto su fuerza, fraudes como los de Oceanografía, Monex y la
línea 12 del metro continuaran hasta la eternidad. En unos años más ya no
tendremos un país para defender o derechos para reivindicar. La clase política
ha demostrado con creces y de manera reiterada que no es digna de la confianza
del pueblo mexicano. El único camino hacia un mejor futura para las familias y,
los jóvenes, los trabajadores, los indígenas y las mujeres mexicanas es a
partir de un rompimiento histórica con la oligarquía corrupta y sus agentes
políticos del PRIANRD”[1]
Es indudable que ni el PAN
ni el PRI han demostrado en la práctica su capacidad de gobierno en pro de la
estabilidad social y benéfica para el país impactando en los sectores más
carentes de la sociedad, sin embargo es irrefutable el papel que ha jugado el
PRD en esta situación, mostrándose como un partido de izquierda impávido ante
el saqueo de los gobiernos neoliberales, estático ante los reclamos sociales,
simulador ante lo que por estatutos se le exige como partido de “oposición”
pero que a la hora de tomar decisiones raya en la incongruencia y paralelidad,
al magisterio no se le olvida cuantos de los representantes apoyados votaron a
favor de la Reforma Educativa, tampoco puede obviarse su participación en el
Pacto por México. Y creo que para muchos el partido que nació como una
necesaria oposición al régimen preponderante tiene una deuda con el país, y
debe buscar la mejor manera de reivindicarse antes que el sistema los alcance.
Y bueno, creo que quizás por
esto y más se encuentran algunas personalidades concentrado fuerzas en una
agrupación que cada día atrae a más gente: el Congreso Popular. Entre quienes
convocan a este Congreso Popular, se encuentran los periodistas Lydia Cacho,
Ricardo Ravelo y Sanjuana Martínez; el obispo de Saltillo, Coahuila, Raúl Vera,
así como los sacerdotes católicos Alejandro Solalinde y Miguel Concha; los
actores Dolores Heredia, Damián Alcazar, Jorge Zárate y Daniel Gimenez-Cacho,
los escritores Elena Poniatowska y Javier Sicilia; activistas como el profesor
Minervino Morán, de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en
Guerrero; José Rosario Marroquín, director del Centro de Derechos Humanos
Miguel Agustín Pro, y académicos como el investigador John Ackerman y Enrique
Dussel, rector interino de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México
(UACM) y el productor Epigmenio Carlos Ibarra, entre muchos otros. En su página
de internet dice lo siguiente: “A tod@s l@s integrantes del Congreso Popular
nos une el anhelo de construir una democracia verdadera y el rotundo rechazo a
la fachada de simulación electoral bajo la cual vivimos. Nos negamos a ser
gobernados por oligarcas corruptos y políticos traidores quienes han destruido
la legitimidad de las instituciones públicas y apuestan al desánimo y la apatía
ciudadana. Hemos elegido las vías de la resistencia civil pacífica y la
democracia participativa para articular nuestras demandas. Defenderemos con
todos los medios legales y pacíficos a nuestro alcance nuestros derechos
humanos y sociales, la constitución emergida de la Revolución Mexicana y el
patrimonio nacional”[2]
Y quiero pensar que día a
día hay una persona que despierta y decide moverse, compartiendo información,
cambiando al menos de canal en la caja idiotizante por un momento, leyendo y
analizando entre líneas, expandiendo su mente a nuevos horizontes de un cambio
que firmemente creo va tomando más fuerza. Sí, hay diferentes líneas de
batalla, algunos buscando la identidad con un partido que va tomando forma,
otros desde alguna organización civil y probablemente algunos otros desde casa pero
eso sí, olvidando la vieja frase de que a ellos no les gusta la política... la
política hoy en día es una deuda con nuestro país y los antepasados que nos
dieron algo a lo que llamamos patria,
cada uno desde nuestra trinchera podemos hacer o aportar algo para su
resurgimiento. Cada uno podemos hacer algo para que por fin haya justicia
social.
Y ya que no hubo saludos la
quincena pasada, les comparto mi pensamiento sobre el día de la mujer: ¡La
mujer más hermosa es la que lucha!, por sus hijos, por su familia, por su
trabajo, por superarse , por sus derechos, por acabar con las injusticias, por
sus ideales, por el que lo requiere, por su país y sobretodo porque con su
visión de MUJER, siempre, siempre, siempre busca tener un mejor entorno en
donde vivir… a todas mis luchadoras mujeres: felicidades no… ¡luchemos juntas!
Un abrazo.