Nada en el mundo es más peligroso
que la ignorancia sincera
y la estupidez concienzuda…
Martín Luther King
Vientos de cambio se
escuchan por doquier, tornados de necesidades en este país tan lastimado socialmente,
tan golpeado a modo de reformas, con espectáculos mediáticos diarios y analogías idiosincráticas por doquier.
Vientos de cambio se perciben, la pregunta sería: ¿cuántos de nosotros nos
integraremos a ellos? No hay peor cosa que el miedo para la inmovilidad y la
pasividad, no hay peor desdén que creer tenemos la razón absoluta, no hay peor
sociedad que la que subyugue al poder de unos cuantos y no hay peor berrinche
que el de empeñarse en seguir haciendo lo mismo aun cuando sabes que no es lo correcto.
Es decir, seguir en la zona de confort y evitar la magia que existe fuera de
ella, por decirlo de forma más suave.
Los cambios son necesarios
y urgentes en este presente, desafortunadamente, en nuestra psique colectiva
esta insertado el miedo a moverse. Ya les comentaba la quincena pasada, los
cambios por muy dolorosos que sean, en la mayoría de los casos van acompañados
de aprendizaje, la situación compleja reside en que nos es difícil aceptar que
las cosas no pueden permanecer impávidas, nos aferramos a lo conocido ya que es
cómodo o bien debido a que así está marcado puesto que quizás es socialmente
aceptable aunque disfuncionalmente insano. Y en medio de este tornado, volteo
mi vista a la clase gobernante, muy probablemente por el mes en el que se
celebra nuestra ya más que mutilada Constitución, o simple y llanamente porque
no soy de quedarme con palabras atoradas.
Ya sé que se pudiera
pensar, y creo certeramente que algunos de los que me leen así lo creen, que
como soy de izquierda siempre estoy en contra del sistema de manera crítica y
pasional, situación más alejada de la realidad, para mí ser de izquierda tiene
un significado íntegro y puramente personal, de ese lado está mi corazón, mi femineidad
y mi entrega a no ser partícipe de injusticias, si eso me lleva a una emitir
una crítica siempre busco la otra parte, la psicológica, al fin y al cabo es mi
profesión. Por tal motivo, cada quincena busco adentrarme un poquito más,
convencer a más gente, buscar despertar conciencias, pero sobre todo que cuando
terminen de leerme, siempre deje un espacio para el análisis. Así pues esta vez
continuo mi crítica hacia el gobierno en turno, (federal, no se asusten, al
estatal y municipal lo dejamos para otra ocasión) es de saberse que el
gobernante tiene muchas caras, se convierte en tirano cuando se le ve desde la
oposición, generoso cuando se está de su lado, héroe cuando gana la guerra,
cobarde cuando la pierde y traidor cuando cede al dialogo con el enemigo. Pero
en este presente de nuestro país, resulta por demás interesante reconocer que
aquél que ostenta el cargo de presidente, sea un abanico de adjetivos que no
debieran ser los de un mandatario. Lo que cabe resaltar es el poder mediático y
estratégico tras de él. Miren que lograr que los partidos de oposición firmaran
un Pacto y después salieran del mismo completamente ofendidos y sumidos hasta
el fondo de su propia autodenostación, pues no fue tarea fácil y sin embargo lo
logró. Elaboró, sometió “a votación”, impulsó y promulgó reformas en diferentes
rubros y cada una de ellas les guste o no llevaban el sello del blanquiazul y
el amarillo. Evidentemente algunos legisladores de uno y otro partido votaron
en contra de dichas iniciativas, sin embargo lo único claro que dejó tal
situación es que definitivamente los partidos están corrompidos hasta el núcleo
de su estructura. Tristemente debo reconocer que a mí me duele ver al PRD tan
fracturado, cómo no si fue parte de vida, pero yo como muchos que no estamos ya
en sus filas, entendimos desde hace años que se necesitaba cambiar, las
practicas partidistas estaban demasiado contaminadas, las corrientes internas
han permeado profundamente su estructura y estatutos; sucede algo similar con
el partido azul, no es que ambos partidos siendo oposición tengan literalmente
que estar en contra del gobierno federal solo por estarlo, obviamente no, pero
resulta por demás interesante que siendo legisladores representantes del pueblo
sea precisamente en éstos últimos en los que piensen a la hora de aprobar
reformas, deje usted la educativa (que aún hay gente que no entiende que a
todos nos pega), la hacendaria, la laboral y la madre de todas, la energética.
No es comprensible la actitud de los partidos políticos, es incongruente y
evidencia por demás los intereses particulares vertidos en las reformas.
A estas alturas, ni el más
acérrimo priista o panista podrá negarme que se ha quejado por lo menos una vez
por el precio de la gasolina. Solo que en su discurso de quejas por los altos
costos se les pasa por alto en que sexenio fue que se aprobó el gasolinazo
hasta el 2014, obviando el contubernio con el partido político que después
pasaría al poder.
Y ver reflejado en nuestros
bolsillos los beneficios de las reformas es una falacia, la visión extranjera
de nuestro país difiere completamente de la interna. De hecho en estos días la
calificadora Moody’s Investors Services elevó este miércoles la nota de la
deuda pública mexicana como resultado de las reformas de apertura al capital
privado en el sector energético y para promover una mayor competencia en las
telecomunicaciones y la industria financiera, sin embargo informó que las
reformas económicas solo tendrá un punto porcentual de crecimiento del producto
interno y bruto y se verá reflejado probablemente hasta el 2018. El presidente
celebró dicha calificación, pero en contraste el INEGI publicó también este
jueves que el índice de confianza cayó 6.20 por ciento en enero respecto de
diciembre de 2013, los especialistas del grupo Invex comentaron que la
confianza pudo haberse mermado “por la implementación de la reforma fiscal, la
visión negativa sobre la energética y el delicado desempeño de la economía en
el último trimestre de 2013”. Sobre la situación económica actual de los
hogares comparada con la de hace 12 meses, se registró una caída de 8.6 por
ciento en enero de 2014. Mientras, el que se detecta la percepción sobre cuál
será la situación económica dentro de un año, comparada con la presente,
reportó un quebranto anual de 9.9 por ciento. Y habría que analizar cual
percepción es la real, la que necesariamente tiene que ser tomada en cuenta, la
que impacta sobre la sociedad en general y genera las consecuencias que vivimos
día a día, digo, Michoacán es el claro ejemplo.
Vientos de cambio se
escuchan por doquier, lástima que ni en Los Pinos, ni en las Cámaras de los
senadores y diputados se sienten. Sin embargo, la esperanza sigue viva, los
vientos mueven a la sociedad que esta despierta para ello, este miércoles 5 de
Febrero no solo se recordó que el daño a la Constitución no quedaría impune,
AMLO, Bernardo Batíz y Martí Batres encabezaron la denuncia formal en la PGR
por traición a la nación de EPN, a la par diversas organizaciones sociales,
actores, intelectuales, músicos, periodistas, escritores y ciudadanos en
general instalaron ese mismo día el Congreso Popular, declarándose en sesión
permanente y aprobando derogar la Reforma Energética, vientos de cambio en
forma de movilizaciones, la unidad social reflejada y surgida desde la
necesidad de moverse, la verdadera izquierda, no la de la ideología pragmática,
sino aquella donde se encuentra lo más valioso: nuestro corazón, el que debería
latir por México.
Y en MORENA seguimos
avanzado, el pasado 31 de enero se
entregó la cantidad de 603, 927 formatos de afiliación al IFE, para
conformar un partido político que defienda al pueblo, no es un asunto de
trámite, no es un asunto burocrático, no se trata de hacer un partido más del
sistema. MORENA nace para que el pueblo tenga un instrumento para defenderse,
para que haya verdadera oposición en México y pluralidad y para que el cambio
sea por la vía pacífica y electoral. ¡Touché!
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