“Pertenezco a una generación que quiso
cambiar al mundo, fui aplastado, derrotado,
pulverizado, peros sigo soñando que vale la pena
luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor
y con un mayor sentido
de igualdad”
José Mújica
No
había pasado mucho tiempo cuando llegue con algunos docentes y ante la petición
de firma comenzó la polémica. Un profesor en particular cuestiono duramente la
actitud y postura de AMLO, bajo el argumento (que tantas veces he oído) de que
su salida del PRD solo propicio un quebranto al interior de la izquierda, aunado
a esto, siguió con el famoso y desgastante discurso de que todos los partidos
son iguales, incluido MORENA, que lo único que hacen es buscar votos y una vez
estando en el poder se olvidan de sus gobernados. Evidentemente refute algunos
de sus argumentos, los cuales no necesariamente tengo que repetir puesto que he
tenido la ocasión de plasmarlos en otras ediciones; bajo los propios como la
necesidad de convertirnos en promotores de cambio y no simples observadores
pasivos. El siguió la misma línea, criticando una y otra vez, al final de la
charla, y no sé si con un afán condescendiente, por lo menos me firmo mi hoja y
me dijo que analizaría más a fondo su creencia.
Al
llegar a casa y revisar la recopilación de firmas me di cuenta que en realidad
sigue habiendo apatía de este sector, y como buena psicóloga (al menos de la
línea de pensamiento y sin afán presuncioso) me genero un ruido tremendo
descifrar el porqué de tal contexto. De repente se me hace tan incongruente
salir a manifestarnos cuando abiertamente se milita en un partido pro
reformista de aquello sobre lo que rechazamos.
Paralelamente danzamos entre dos líneas, la de ir con la bandera de ser
un movimiento que busca y ve la educación como una herramienta útil al pueblo y ser un ente al servicio del
mismo, pero por el otro lado la misma coordinadora carga con grandes estigmas
generados a partir de lo poco ético en la conducta de algunos de sus
militantes. Se supondría que como profesores nuestra actuación debería ser un
parteaguas en la sociedad, sin embargo, es tan triste ver que muchos de
nosotros propiciamos elementos que permiten a la sociedad en general denostar
tan loable labor. Es cierto, no por ser docente se tiene que ser de izquierda,
sin embargo es completamente grotesco pertenecer a una estructura de lucha
sindical como la de la CNTE con el único objetivo de mejora personal. Nuestro
escalafón es tan firme y a la vez tan abierto que permite la calificación
comprobando únicamente la participación en actividades sin el contexto
referente. Por lo tanto, no importa si en las urnas votas por el PRIAN, PANAL o
el PRD, mientras demuestres tu gran entrega al movimiento, pues no pasa nada.
Aunado
a esto, percibo la decepción y frustración de ver al partido de oposición con
mayor trayectoria en la historia del país metido en un enrollo como el del
Pacto por México bajo pretexto de mostrar caballerosidad política en pro del
país, ¡qué poca memoria histórica! ¡qué sistema tan contaminado!, tenía que
ser, año con año reciclando estrategias como la de dar placebos o dádivas a los
votantes, enseñando y reforzando las conductas sociales de pensar que es obligación de los partidos
proveerles y caer en el clásico cliché de recibir y después quejarse por las
decisiones mal tomadas.
Como
medio de catarsis les comparto, en las últimas elecciones yo vote por el que en
aquel entonces consideraba mi partido, al que le dedique no solo tiempo sino
también mucho cariño, sí, el PRD el que aprobó vía sus representantes la
Reforma Educativa, ese último golpe fue fulminante. Decepcionante por decir
poco, aunque nada sorprendente en realidad, en el PRD como sistema convergieron
diversos hechos desde años atrás que terminaron por contaminarlo desde su
medula ósea. En lo personal, cada vez me costaba más trabajo entender
posicionamientos de nuestros líderes, cada día me faltaban argumentos concisos
y motivación, creo que muchos de nosotros preferimos seguir un proyecto y un
ideal, y es de esta situación de donde se suscitan diversos escenarios, muchos
no entienden nuestro posicionamiento y prefieren denigrar, otros aún no sanan
heridas con el partido amarillo y eso obviamente no permite avanzar. Morena en
sus cimientos no es diferente a ese PRD que comenzó décadas atrás, solo que al
primero nos falta un camino largo para recorrer y demostrar la casta que se
deberá tener para combatir la corrupción al interior del mismo.
Pero
como les decía al principio, ese ruido generado tratando de desentramar los
porqués de la apatía de ciertos sectores de la población, aquellos en los que más
impacto tienen las reformas y los que desafortunadamente se perciben como
somnolientos, ensimismados en apatía, critica subjetiva y poca movilidad.
Cooperan con comentarios y juicios pero pocas veces colaboran en la
construcción de un cambio, uno real, desde adentro, incluso desde el interior
de un partido, no es quimera, creo fervientemente de que se puede hacer, porque
el valor de querer cambiar las cosas para mejorarlas debe estar en uno mismo,
en la forma en que puedes colaborar a lograr movilizarte, en la práctica, en el
contexto de la lucha buscando esa congruencia, calidez y estabilidad entre el revolucionario y el reformista, el
punto medio, el contextual, el necesario.
Es
tan sencillo como dejar atrás rasgos egocéntricos, como dejar de ser egoístas y
pensar en el bien común antes que en el propio. Es tan simple como ser
congruente siendo un docente de la CNTE sin pragmatismos ortodoxos o
radicalismos efímeros, y proceder como promotores de cambio, analistas y
críticos objetivos de los sistemas pero debidamente involucrados en ser parte
colaborativa en el estrecho camino hacia la democracia justa. Entiéndase, no es
que sea responsabilidad de los maestros, pero en estos tiempos de aires
absolutamente necesarios de cambio, considero que tenemos un compromiso y un
deber con nuestros educandos y su entorno, es decir, familia y sociedad en
general. Quizás estas líneas formadas hoy, son un llamado a la movilización de
conciencias, a dejar atrás dramas políticos y buscar construir plataformas de
cambio, es decir, dejar zonas de confort y avanzar para que la magia suceda.
¿Podemos empezar por nuestro municipio? ¿Por qué no? El título de mágico ya lo
lleva puesto, lo demás está en nuestras manos. Vamos a buscar juntos ese
equilibrio congruente entre el reformista y el revolucionario.
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