Estimado lector, parece ser
que existen unos duendes muy simpáticos y bromistas que a la hora de realizar
la impresión de nuestro querido Tacamba pusieron su mira en su servidora, pues
resultó que en la edición pasada mi artículo no salió completo… Pero gracias a
la buena intervención de nuestro sub director, el Ing. Domingo, me han cedido
doble espacio esta quincena, ¡Miren que afortunada!, pues sí en realidad me
siento afortunada pues es muy lindo que me
cedan un espacio tan privilegiado en este periódico al lado de tantos
otros colaboradores a los que desde hace años yo venía leyendo. Uno de ellos,
haciendo honor a quien honor merece, sin lugar a dudas Don Checo (q.e.p.d.) a
quien tuve el gusto de conocer hace ya algunos ayeres, cuando yo apenas era
niña y acompañaba a mi abuelita a comprar algunas cosas a su tienda, en aquél
entonces estaba ubicada en el portal donde ahora se encuentra el museo.
Posteriormente, estando yo en la universidad, acompañaba a mi mamá a celebrar
el triunfo del candidato perredista a la diputación, Israel Tentory, cuando don
Checo se acerco a saludarnos, mi madre me presentó con él y hablamos un poco
sobre el suceso que presenciábamos, antes de despedirnos me pidió aceptara salir
en las páginas del Tacamba, en una de sus secciones conocida como La Fémina de
la Quincena, no se piense que presumo, pero para mí fue un honor que me tomará
en cuenta, recuerdo que me comentó acerca de mi estatura y lo refirió en el
periódico con esa chispa que él tenía al describir a la gran cantidad de chicas
que hemos tenido el privilegio de salir en esta sección, esa magia que él
desplegaba en sus Checolinas, en las que tantas veces me reía por lo bien
logrado del humor crítico vaciado en ellas. Muchas de las veces que iba a
Tacámbaro a comprar el periódico, estaba él en su tienda y siempre me
preguntaba por mi mamá, o comentábamos algo de los sucesos políticos, alguna
vez le exprese mi deseo de mandarle un artículo sobre lo que mi conocimiento me
permitiera expresar, el tiempo y mis múltiples pretextos no me dejaron hacerlo
en el tiempo en que él pudiera leerlo, desafortunadamente.
Ahora recordando
este año, escribiendo estas líneas que aparecerán en la última edición del
2011, lo hago con la intención de recordar un poco a este gran señor conocido y
estimado por muchos de nosotros, algunos más cercanos a él que otros. Tenía en
mente hablar sobre los últimos acontecimientos, como las pifias del copetudo
del tricolor que tanta revolución hicieron en las redes sociales, pero seamos
honestos, me queda más tiempo en el que seguro hará o dirá más tonterías de las
cuales tendré oportunidad de criticar ampliamente; así que cuando me senté a
escribir, simplemente Don Checo salió en las primeras letras, quizás me inspire
un poco en lo que comentaba la maestra Carmelita en su artículo de la quincena
pasada, o en un correo que me mando el Ing. Domingo, sea cual fuere la fuente
de inspiración, considero que esta es una buena manera personal de cerrar este
año, aludiendo a la labor de quien dirigió noblemente el rumbo de este
periódico, al que fue un Director sagaz, que dirigía a los no menos perspicaces
colaboradores, que se leen con gusto y son parte ya de la lectura obligada de
cada quince días, los que tuvieron la fortuna de ser leído en vida por él.
Por
eso, mis muy estimados lectores, esta vez no me extendí en críticas sino todo
lo contrario, como decía al principio: honor a quien honor merece. Solo me
resta dedicar unas líneas a agradecer a los personajes por los cuales tengo
este espacio de expresión, a mi esposo por alentarme a escribir, al Ing.
Domingo quien en el primer artículo me dio su muy apreciado punto de vista y me
invito a seguir colaborando, a mis hijos por ser el principal motor que me
mueve a querer crear reflexión para heredarles un país más fraterno, a mis
papás y hermanos que con sus comentarios nutren mi saber y por último, pero no
menos importante, a ustedes queridos lectores quienes me regalan un poco de su
tiempo cada quincena, así pues también quisiera expresarles mis buenos deseos
para este año 2012, que la luz, armonía
y paz estén presentes cada día en sus hogares, que el Tacamba no falte en sus actividades de lectura cada
quince días y que este año que pronto comienza sea de esperanza y sobre todo de
amor, que es todo lo que necesitamos… ¡¡FELIZ AÑO!!