Carolina Alvarez Elizarraras
Las masas humanas más peligrosas
son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado
el veneno del miedo.... del miedo al cambio.
Octavio Paz
Hace un año aproximadamente, en plena campaña por la presidencia de la república, en mi andar diario en taxi a mi centro de trabajo, tuve la oportunidad de platicar con un taxista de Púruaran, comenzamos a hablar sobre los candidatos y él muy convencido me hablaba de EPN, cómo había sido el mal gobierno del PAN y que se tenía que ir, etc. Obviamente al hablarle de AMLO y de una propuesta alternativa de gobierno su rechazo fue profundo “No maestra, uyy no, ese está bien loco, ya perdió una vez y a fuerza quiere ganar, además en el PRD hacen cada cosa, entre ellos se tiran, para qué votar por él”. Le exprese mis argumentos, mismos que una y otra vez ponía en el periódico en aquél entonces, las razones que merecían una oportunidad a un cambio verdadero, a uno de raíz; no lo convencí del todo, al bajarme me dijo: “Pues ya veremos maestra…” Hace quince días, de nuevo en mi desplazamiento pero ahora al consultorio por la tarde, tuve la fortuna de volver a coincidir con él, venia con otras dos personas del municipio de Turicato, y se estaban quejando de la situación con la caña de azúcar, los precios tan bajos con que la están pagando y las reacciones que se están teniendo entre los campesinos y productores de caña, incluida la misma CNC (priista de rigor), el taxista me reconoció y me pregunta: ¿Usted qué opina maestra? Le exprese que todo esto era debido a las malas decisiones tomadas por el pueblo, “Usted es el claro ejemplo señor, discúlpeme, pero se me hace completamente incongruente que se queje del gobierno cuando le aseguro que su voto lo emitió a favor de EPN, ¿o me equivoco? “No usted tiene razón, pero pues no había a quien más irle”, le contesté: “Y AMLO qué, yo le di mis argumentos hace un año, traté de que comprendiera que necesitábamos un cambio urgente en el país, que no debíamos tener un presidente de telenovela porque la vida, la real no es de color de rosa, está llena de retos, sin embargo usted se fue por su crianza tradicionalista, prefirió el malo por conocido que el bueno por conocer, y ¿sabe qué es lo peor? Que muchos como usted, profesionistas, campesinos, trabajadores, hasta maestros, hicieron lo mismo, porque la idiosincrasia de nuestro país es temerle al cambio, le tenemos un pavor a cambiar porque estamos en un estado de comfort psicopolitico, es decir, vemos lo que hace el gobierno las decisiones que toma, las reformas que impulsa, lo coludidos que están los tres partidos principales; nos quejamos pero el gobierno como buen represor y continuador de prolongar ese estado psicosocial en el que estamos sumergidos, lanza una muy difundida campaña por el hambre, o bien una visita a otro país, o que les parece la muerte de un cantante famoso, o mejor aún encarcela a una lideresa sindical corrupta que lleva en el poder más de 20 años, todo esto bajo un despliegue mediático para que la población se tranquilice y no proteste, se entretenga y no sea capaz de ver las maniobras que hacen para aumentar los impuestos, no se capaz de observar como tapan a otro líder sindical corrupto como Romero Dechamps en Pemex, o para que no vean que detrás de la reforma energética esta la privatización de nuestro petróleo (digan lo que digan e intente una y otra vez negarlo, la verdadera razón es la inversión privada y eso implica regresión a los tiempos en que los empresarios lo tenían bajo control, solo el Gral. Lázaro tuvo el valor de enfrentarlos y regresarle a la nación lo que por derecho le pertenece). Así que dígame, ¿Le tenemos o no miedo al cambio? Yo soy psicóloga (le dije) y quien ha asistido a terapia sabe que lo esencial de la misma es el cambio y este se tiene que promover empezando en uno mismo, como todo psicólogo debemos tener también nuestro proceso de terapia y eso lo viví como paciente, el cambio, el no tenerle miedo, el moverse por doloroso que sea, nadie dice que es fácil, es como cuando una planta se está muriendo y hay que injertarla y cambiarla de maceta para que sobreviva, es un ser natural y va a dolerle este cambio pero es necesario para su supervivencia[Pie de página], pero como buen mexicano, perdido en este laberinto de soledad como de decía Octavio Paz, le tenemos mucho miedo a cambiar y probar un gobierno alternativo de una izquierda verdadera”. “Uyy maestra usted ya me está regañando, pero si es cierto vote por EPN, y como que ya me estoy arrepintiendo, convénzame, deme más argumentos y veremos las próximas elecciones”.
Hasta este punto las personas que venían atrás pidieron intervenir, les comentaba que eran dos personas del municipio de Turicato, me expresaron su concordancia conmigo, ellos son perredistas, pero en Turicato es un PRD diferente al de Tacámbaro me dijeron, allá estamos más unidos, “Por eso ganó Salvador, porque allá lo eligió el pueblo, ustedes aquí tuvieron su oportunidad y les impusieron candidato, por eso perdieron, en el camino perdieron gente que llevaba años con el partido y que nunca la tomaron en cuenta”. “Efectivamente, señor, hay un egocentrismo político tan grande en ocasiones que no nos deja ver que lejos de brillar en el ámbito político, el fin de cualquier puesto debe ser en la prerrogativa de servir a los demás, no de que nuestro nombre o cara aparezca en una boleta, no de ir a las comunidades súper elegante y prometer cosas por prometer, no señor, es ir, conocer, levantar censo, dialogar con la gente, expresarles construcción y lucha para gestionar apoyos, no promesas en balde por votos como es la costumbre”. “No maestra, pues usted sí que es de pueblo, como que sabe lo que sucede en ellos” me contestó, “Si, señor, tuve la fortuna de crecer en una tenencia rodeada de carencias y retos, de idiosincrasia priista que se niega a cambiar pero que luchamos porque suceda, con papás de izquierda y hermanos y esposo también, porque si no ¡imagínese usted los pleitos que tendríamos!”, le dije en tono cómico. Por último el taxista me preguntó: “Oiga y usted es perredista o ya se volteó a MORENA?, literalmente le aseveré: “Señor, en los años que tengo de ser de izquierda me entregue con cariño a un partido, pero en mi maduración política yo soy orgullosamente Obradorista, creo y en un proyecto de vida, de nación y entrega, para mí no es dejar al PRD, es seguir un ideal por utópico que parezca, yo estoy bien con el partido, ¿ellos lo estarán conmigo?, no creo ser tan importante como para quitarles el sueño, sin embargo si me ocupan aquí seguimos…” Como ya casi llegábamos a Tacámbaro, y vaya que se me hizo corto el camino, no nos quedó más que las presentaciones oficiales, con una hermosa invitación a que fuera a Púruaran y platicara con un grupo de personas que se reúnen periódicamente y que el señor organiza. También con una promesa de que buscarían el periódico y me leerían cada quincena.
Así termino nuestra conversación con una frase que el taxista me dijo: “Lo que más me gusta es que no se apasiona maestra y ojalá otro día me toqué volver a encontrármela”, “Gracias, señor que tengan bonita tarde” . Lo bueno es que no me apasiono ¿verdad estimado lector?, si no, de qué escribiría cada quincena. Pero en fin, como dice el titulo de esta vez, el miedo a cambiar nos paraliza, nos hace seguir sumergidos en un estado de conformidad, no dejamos que haya avances porque no somos capaces de ver que al final somos un solo ente, que lo que le ocurre a otros repercute como un efecto dominó, que no entendemos que nuestro México es a un solo latir, nos perdemos en nuestra búsqueda egocentrista de poder, ya ve lo que está pasando en la izquierda a nivel nacional, donde se podía un imaginar que al presidente del PRD lo increparían como vendido (bueno yo sí me lo imagine cuando Jesús Ortega llegó a dirigir al partido), que le exigían se saliera del famoso pacto por México que no es más que un teatro, ¿Dónde quedó la izquierda constructiva? Y esto ocurre desafortunadamente a nivel nacional, no nos sorprenda en el distrito y municipio sea eco de lo mismo. Así que como conclusión mi muy estimado lector le dejó una pregunta para análisis: ¿Usted le teme al cambio?
Robándome otro espacio, quisiera expresarle mi felicitación al equipo de fútbol donde juega mi hijo (ante todo mamá orgullosa) en la categoría de los más peques: Cruz Azul, que quedó en segundo lugar y se llevaron su muy merecida medalla de plata. También, obviamente felicito a los niños de las otras categorías pues la mini pony quedó en tercer lugar y se llevaron su medalla de bronce, los niños de la categoría pony en un muy buen primer lugar y su medalla de oro. A ellos felicitaciones y al entrenador, el Dr. Omar, el Prof. Valde y a Manuel Barriga, quienes están al pendiente de los niños, nuestro reconocimiento pues son los entrenadores más motivadores y disciplinados que he visto, gracias por proporcionarles este espacio a los niños. A Los papás que acudimos al futbol los sábados, nos sugiero no ser tan arrebatados en nuestras emociones, porque nos lo tomamos demasiado en serio y con todo respeto a las mamás y papás que echan porras, por favor evitemos las groserías, no eduquemos ni demos ese ejemplo a nuestros pequeños, la verdad da tristeza que ver que en estos espacios recreativos se dé pie a escuchar palabrotas alejándonos de la base formativa a nuestros hijos ¿vale? Ya ven, los niños al final con la medalla del color que fuese, ellos súper emocionados y más de vernos convivir tan agradablemente ese día en familia, papás de los chicos del Cruz Azul, debemos repetir el convivio ¿No?
Nunca creí que pudiéramos transformar el mundo, pero creo que todos los días se pueden transformar las cosas. Françoise Giroud (1916-2003) Escritora y política francesa.
felicidades, me gusto mucho la lectura esta quincena y es verdad muchas personas se fueron por el conocido, que aunque con otra cara son los mismos de de siempre solo cambio el titere el titiritero es el mismo.
ResponderEliminar