Carolina Alvarez Elizarraras
“Vive de tal manera que cuando tus hijos
piensen en justicia,
cariño, amor e integridad, piensen en ti”
En los albores del día del niño escribo estas
líneas, intentando discernir ideas para compartirlas con aquellos que me donan
un espacio y me leen. Para quienes ya tenemos la dicha de ser padres, nuestros
hijos no dejan de sorprendernos día a día, les aseguro que todos tenemos
anécdotas para comentar, a mí lo que más
me maravilla de los niños es su inocencia, su fantasía y un idealismo tan
espontáneo que a veces se contagia.
Obviamente la forma en que les eduquemos hará
de ellos en un futuro una persona adulta estable y congruente, no hay fórmula
secreta para educar más que el amor, el amor es mágico y transforma, implica
compromiso y entrega, el amor es incondicional. Al final todo lo que
necesitamos es amor, tal cual dice la canción, y es de suponerse que todo ser
humano es capaz de recibirlo y darlo ¿no es así?
Sobre todo cuando tenemos un entorno integral
en el que nos desenvolvemos adecuadamente y en un contexto emocionalmente
estable, el amor es tan fácil de dar, tener y percibirse. Pero ¿qué sucede
cuando en nuestra mente el amor es lo último en lo que pensamos cuando lo
principal es la preocupación por aportar un sustento económico a nuestro hogar?
Les comparto esta reflexión:
UN NUDO EN LA SÁBANA
>>En la reunión de padres de familia de
una escuela, la directora resaltaba el apoyo que los padres deben darle a los
hijos. Ella entendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad eran
trabajadores, debían encontrar un poco de tiempo para dedicar y pasar con los
niños.
Sin embargo, la directora se sorprendió
cuando uno de los padres se levantó y explicó, que él no tenía tiempo de hablar
con su hijo durante la semana.
Cuando salía para trabajar era muy temprano y
su hijo todavía estaba durmiendo y cuando regresaba del trabajo era muy tarde y
el niño ya estaba acostado.
Explicó además, que tenía que trabajar de esa
forma para proveer el sustento de la familia. Dijo también que el no tener
tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba reemplazar esa falta
dándole un beso todas las noches cuando llegaba a su casa y para que su hijo
supiera que él le había ido a ver mientras dormía, hacía un nudo en la punta de
la sábana. “Cuando mi hijo despierta y
ve el nudo, sabe que su papá ha estado allí y lo ha besado. El nudo es el medio
de comunicación entre nosotros”
La directora se emocionó con aquella singular
historia y se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de aquel hombre
era uno de los mejores alumnos de la escuela. Este hecho nos hace reflexionar
sobre las muchas formas en que las personas pueden hacerse presentes y
comunicarse con otros. Aquél padre encontró su forma, una forma simple pero
eficiente. Y lo más importante es que su hijo percibía a través del nudo, todo
el afecto de su papá. Algunas veces nos preocupamos tanto con la forma de decir
las cosas que olvidamos lo principal que es la comunicación a través del
sentimiento. Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana,
significaban para aquél hijo, muchísimo más que un montón de regalos o
disculpas vacías. Es válido que nos preocupemos por las personas, pero lo más
importante es que ellas sepan y puedan sentir nuestra preocupación y cariño por
ellas.
Para que exista la comunicación, es necesario
que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, ya que los
sentimientos siempre hablan más alto que las palabras. Las personas tal vez no
entiendan el significado de muchas palabras, pero saben distinguir un gesto de
afecto y amor, aunque ese gesto sea solamente un nudo en la sábana. Un nudo
cargado de afecto, ternura y amor.<<
Desafortunadamente llevarlo a una realidad en
este país es ¿casi una utopía? Yo lo veo
a diario, veo a padres contaminados por los medios de comunicación, sumergidos
en dinámicas familiares tan dañinas como el alcoholismo o la drogadicción,
enajenados con la televisión y sus perversos patrones de comportamiento que impactan
en la población, pero también veo a padres agotados, cansados de luchar contra
una pobreza que duele, que lastima, que marca, una pobreza que no te permite ni
pensar en cómo educar a los hijos cuando la máxima es buscar lo que comerán al
día siguiente, padres agobiados emocionalmente, la pobreza también puede
producir depresión, y ésta genera un sinfín de conductas y situaciones en la
dinámica familiar. Donde existe pobreza existe déficit y desestabilización
psicoevolutiva y de nuevo pregunto ¿Cómo lograr niños felices en un entorno
como esté?
Uno no puede ser ajeno a estas situaciones,
insensible ante tanta marginación, impávido ante el sufrimiento de los demás.
De esa “minoría” , de esos que deberían estar primero, porque volteó y analizo
la actuación del gobierno, sus programas sociales tan descontextualizados y
convertidos en migajas solo para entretener, no buscan la solución de fondo,
sus reformas estructurales en nada cambian al país, cada sexenio es lo mismo,
cada gobernante en turno una mera marioneta del poder fáctico, con la población ensimismada en su egoísmo
particular olvidando el bien colectivo, pobreza hay en todos lados, todos los
días, a todas horas, la vemos pero no la observamos.
Y lo peor de todo, nada hacemos por
cambiarla, no basta organizar brigadas sociales para llevar juguetes, alimento
u otros, eso es dar un placebo emocional a la población, ¿ayuda? ¡Por
supuesto!, pero no es la solución, para que el cambio sea significativo debe
estudiarse la dinámica social del México contemporáneo y empezar a actuar desde
ahí, implementando programas que realmente impacten positivamente en la
población, permitirles el acceso a televisión de calidad, proveerles a los
padres de familia verdaderas fuentes de empleo a largo plazo, abastecer de
todas las herramientas necesarias a los padres para el buen desenvolvimiento de
los hijos. Cada aspirante a tener un puesto dice una frase tan absurda: “Los
niños y los jóvenes, el futuro de nuestro país, por eso cuando llegue al
poder…” y me cuestionaran porque pienso que es absurda, fácil, esos niños y
jóvenes tienen un padre y una madre, si ambos no están en casa o no educan
adecuadamente a sus hijos ese futuro del país ya va a ir con traumas
psicosociales, si esos padres carecen de la atención de sus gobernantes para
desarrollarse en un entorno, según la OMS, integral y benéfico ¡¿Cómo esperar
que los patrones de conducta no se repitan?!
El día en que los gobiernos dejen de pensar con la cabeza neoliberal, se rediman
de etiquetas, y se dediquen a servir a la gente como debiera ser, ese día
quizás los festejos en esta alborada del día del niño, sean en realidad
significativos. Sé que hay tanta información sobre la cual hoy pude llenar este
espacio, pero hoy en especial mi corazón latió con más fuerza, la de una madre,
feminista y de izquierda. Como escribió el poeta colombiano Jaime Jaramillo: “Me
han dicho, a modo de crítica, que vivo en la luna. Les he dicho, a modo de
crítica, que viven en la Tierra” Si no soñamos con cambiar el mundo, empezando
por el nuestro, entonces ¿para qué sirve soñar?
Mis saludos quincenales son esta vez para
todos los pequeños soñadores, los niños, muy especialmente a mis dos
chiquitines Arturo y Armando, y uno con mucho cariño a una niña tan luchadora
como sus padres Morenita, le dices a tu papá que te lea el saludo. ¡Feliz día
del niñ@!