Carolina
Alvarez Elizarraras
“Si no hay comida cuando se tiene hambre,
si no hay medicamentos cuando se está enfermo,
si hay ignorancia y no se respetan
los derechos elementales de las personas,
la democracia es una cáscara vacía,
aunque los ciudadanos voten y tengan parlamento.
Nelson Mandela
Ayotzinapa… 43
desaparecidos… violencia desatada… ¿crimen de estado?...

Sonará a cliché pero de verdad
yo recuerdo años atrás haber leído sobre los actos de lesa humanidad del
gobierno en contra de la población, se suponía que en nuestro camino a la democracia
habíamos superado estas situaciones, se suponía que a estas alturas y con la
facilidad de los medios a nuestro alcance, con el poder de difusión, este tipo
de cosas como lo sucedido con los normalistas no deberían de suceder.
Sin embargo la realidad supera
la ficción, y la ficción y descuadre de una realidad que los alcanza desde la
PGR, desde Los Pinos, se vuelve cada día más perversa y macabra, sin culpas,
sin condolencias, sin remordimientos y más bien de la mano de un afán de saqueo
y necesidad de polarización social conveniente a sus intereses. Les comentaba en
artículos anteriores como desde el gobierno federal se impulsan escenarios para
desviar la atención del problema central, la media de las opiniones sobre el
caso de los normalistas es mucho menor a los comentarios y posicionamientos de
la sociedad, partidos políticos, gobierno y sociedad en general ante la ola de ¿violencia?
Desatada como respuesta a la ineptitud de nuestro gobierno. El 26 de Octubre en
la movilización del Zócalo se habló de someter a juicio político y solicitar la
renuncia de EPN, una utopía vista desde la participación social tan condensada
pero que sin embargo se escucha con fuerza ante la pobre respuesta de la clase
gobernante. De hecho parte de su estrategia para eludir responsabilidades ha
sido una campaña de denostación masiva, darle auge y empuje a la publicación de
fotos para involucrar a cuanto personaje político se les atraviese. Nada ocurre
por casualidad en este país de ambivalencias, nada está hecho al azar y lo peor
de todo es que la maquinaria implementada desde el gobierno es un placebo que
la sociedad (o lamentablemente un importante grueso de ella) digiere con gran
facilidad.
La respuesta y
movilizaciones que se han venido suscitando por parte de los normalistas, la
CETEG y la Sección XVIII de la CNTE, despiertan comentarios encontrados, bajo
el argumento de que “la violencia genera más violencia” muchos reprueban esta conducta, otros con
debida precaución emiten juicios particulares sobre los hechos, y en otra
línea, muchos otros también respaldan la réplica ante lo sucedido en Iguala. Yo
por mi parte los invito o trato como siempre de buscar la reflexión, no puedes
emitir un juicio real y contextualizado si la violencia como tal solo la has
vivido desde una cómoda butaca, es muy difícil explicar la respuesta
psicológica matizada de emociones que viven todos los familiares y compañeros
de los normalistas que no aparecen, tratar de ponernos en su esfera es una
cuestión bastante complicada; una vez leí un cartel sobre discapacidad en un
estacionamiento que decía: no te pongas en mi lugar, mejor intenta ponerte en
mis zapatos. ¿Alguno de nosotros lo hemos intentado? ¿Realmente hemos sentido
la incertidumbre, el dolor, la expectativa, el enojo, la frustración, la ira,
la desesperanza…? ¿Y si uno de esos 43 fuera alguien cercano a nosotros? ¿Cambiaría
nuestra respuesta? Cuestión de análisis…
Sin embargo a nivel
internacional se levantan las voces que
acá callan, vemos muestras de solidaridad con los familiares y una exigencia al
gobierno de nuestro país para que aclare los hechos, una voz llena de anhelo de
justicia, esa que por más camino que andamos sigue sin llegar.
Una muestra del apoyo y
seguimiento de los acontecimientos, así como las movilizaciones realizadas desde
otros países es por ejemplo la hecha en Madrid, en el Foro Informativo por
Ayotzinapa:
“Cuarenta
y tres sillas vacías en los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas de la
Universidad Complutense de Madrid hablan de la desaparición de los cuarenta y
tres estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa. Cada silla lleva la
fotografía y el nombre de cada uno de los jóvenes, que como los que estudian en
esta facultad, tienen alrededor de veinte años. A los ya de por sí coloridos
muros de la Facultad, llenos de imágenes, de frases y posicionamientos, se ha
incorporado la consigna que atraviesa ya el orbe: ¡Vivos se los llevaron, vivos
los queremos!, y la invitación a un foro informativo sobre lo ocurrido en
Iguala, Guerrero el 26 de Septiembre. El foro, llevado a cabo el miércoles 29
de octubre y organizado por la asociación “Rosa que te quiero Rosa”, otros
colectivos estudiantiles de la Facultad de Ciencias Políticas de esa
universidad y el colectivo Yo soy 132 Madrid.”
Nota: este últimas reseña
pertenecen al movimiento activo #YoSoy132Madrid, el artista mexicano Andrés del
Collado participo en el mismo con la presentación de una pintura llamada
“Ayotzinapa” (Acrílico sobre yute, de 3 x 1.5 metros) y la cual amablemente
puso a nuestra disposición para permitirnos reproducirla en estas páginas. Como
siempre, palabras de agradecimiento y un abrazo fraterno hasta allá Andrés.
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