Carolina
Alvarez Elizarraras
La humanidad empezará verdaderamente
a merecer su nombre el día en que haya cesado
la explotación del hombre por el hombre…
Julio Cortázar
En medio de tantas
situaciones tan complejas ocurrentes día con día en nuestro país, creo que me
vi un tanto enajenada y sobrevino un bloqueo de inspiración que no me permitió
escribir la quincena pasada, espero al menos unos cuantos me hayan extrañado;
me pasa que cuando leo el Tacamba
comienzo por aquellos con los que coincido ampliamente pero no puedo dejar de
leerlos a todos, la magia en este periódico a mi parecer es la diversidad y
libre permisión del mismo, aquí se centran las opiniones más diversificadas,
aquí se habla de música, de poesía, de arte, de risa y de política por supuesto,
aquí se imprimen vivencias, relatos personales y sociales, se habla con
pragmatismo y otras tantas de un idealismo con toques feministas. Siempre le he
insistido al Inge Domingo que deberíamos juntarnos de nuevo, vaya variedad sociopolítica
que sería esa plataforma, la idea quizás surge por estar en los umbrales de
otro año más y por ver y leer entre líneas una coincidencia general entre todos
a los que nos donan un espacio en este periódico: queremos un cambio.
Y creo que muy en el fondo,
lo queremos desde lo local a lo federal, no es posible vivir con tanta
violencia en un país con tanta historia y oportunidades que se pierden por la
ambición desmedida de unos cuantos, no es congruente vivir al día cuando hay
tanta riqueza acumulada en manos de los mayores delincuentes que tiene nuestro
país: la clase política gobernante, esos que deberían servir al pueblo no
servirse de él. La clase política que solo piensa en asistir a eventos dando
dádivas y dejando ver lo caritativos que son cuando ni siquiera se acuerdan que
el dinero que sirvió para dejar ver su “gran trabajo” proviene de nuestros
impuestos, ellos son simples administradores, pero curiosamente nosotros mismos
los hemos hecho grandes, les damos un poder con nuestro voto, esa oportunidad
pacífica y “democrática” de elegir a nuestros representantes se convierte en un
arma utilizada por ellos para seguir saciando esa ambición de poder, escalan en
las esferas políticas a base de artimañas
y favores que tarde que temprano serán cobrados, nada en este país se mueve a
la inercia, nadie asciende sin el empuje de ciertos acuerdos, así es nuestra
triste realidad y así el ciclo interminable de la violencia social, porque
donde hay carencias, donde hay hambre, donde hay miedo, donde hay desigualdad,
siempre surgirá la violencia como un mecanismo de defensa incomprensible pero
funcional ante el caos imperante…
Sin embargo les comentaba
líneas atrás, el toque de idealismo no podía faltar, yo quisiera, deseo con
todo el corazón, la verdad, que fuéramos capaces de cerrar ciclos, de avanzar y
madurar colectivamente, de que la próxima vez que tuviéramos la oportunidad de
elegir a nuestros gobernantes lo hiciéramos a conciencia de saber que vamos a
contratar a alguien para que administre nuestros impuestos, que no debe darnos
excusas sino explicaciones y cuentas claras, por supuesto que para eso
tendríamos que romper paradigmas y empezar por todos aquellos que deseen
obtener un puesto público, tendrían que revisar su perfil y demostrar que son
aptos para el puesto, no por el dinero que inviertan en campaña, ni por las
típicas promesas que seguramente harán, sino por el deseo y las ganas de
trabajar, de llevar un liderazgo dejándose guiar, de amar lo que hacen, porque
como bien dice una frase “Cuando amas lo que haces, ni los lunes te quitan la
sonrisa”, dejando el servilismo de lado y aprender a usar el poder al servicio
de la gente, ese es su fin al fin y al cabo, porque cuando sucede lo contrario
lo único que se realiza es llenar los vacíos y carencias personales rayando en
el narcicismo. El proceso de cambio es
doloroso en algunos momentos pero benéfico, la disfuncionalidad en la que
vivimos en este país debe dejar de ser conformista, tenemos la capacidad social
y colectiva para poder movernos, se trata de querer hacerlo, de no permanecer
impávido ante tanta injusticia, de explorar nuevas oportunidades y darnos
cuenta que definitivamente las opciones ya conocidas no funcionaron. El cerrar
ciclos es madurar y avanzar sin conductas ni emociones arrastrándose a la par,
cerrar ciclos es convertirnos en entes asertivos.
En el limbo de este año, ya
se vienen observando diferentes escenarios de posibles cambios, la perspicacia
tendrá que ser nuestra compañera en esta nueva oportunidad, el año que está por
llegar viene cargado de emociones y situaciones nuevas, nos toca a cada uno de
nosotros escoger el papel y lugar que queremos desempeñar.
Y muy en lo personal,
para mí este año fue de grandes cambios y ajustes, de círculos nuevos que se
abrieron y de inspiraciones que llegaron, de sueños que van en camino y de
amig@s y familia que me acompañaron en
el andar. Otro año más de plasmar ideas en líneas y tener el privilegio de
compartirlas por esta vía, este cierre de año sigue cargado de cierto anhelo e
idealismo, este cierre de año les envió bendiciones y buenos deseos a cada uno
de los lectores de este tan diverso y único periódico. ¡Un abrazo a tod@s!
“Las personas más
bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota,
conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han
encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una
apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de
compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. La gente bella no surge
de la nada” Elisabeth Kubler-Ross
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